Cómo empezó todo esto
Hace unos años, un cliente nos dijo algo que se nos quedó grabado: "Entiendo más de mi negocio cuando hablo con vosotros que leyendo informes de mi banco". Y pensamos — pues eso es exactamente lo que deberíamos estar haciendo.
Porque resulta que muchos negocios toman decisiones financieras basándose en lo que siempre se ha hecho o en lo que dice el vecino. Pero cada empresa es distinta. Lo que funcionó para una panadería en Valencia puede ser un desastre para una consultoría en Zaragoza.
Así que decidimos trabajar de otra manera. Escuchar primero, analizar después, y proponer soluciones que tengan sentido real para cada situación. Sin copiar plantillas ni aplicar fórmulas mágicas.
Lo mejor de este trabajo es cuando un cliente nos dice: "Ahora entiendo por qué gastaba tanto en esa área" o "Esta decisión me ha ahorrado más de lo que pensaba". Esos momentos hacen que todo valga la pena.